Voy cruzando el río.
Manuel Laureda García
Comienza febrero, llegan las tan necesitadas lluvias y parece que el frío se aparca en el mediterráneo. Hoy, además, hace cuatro años que nos dejó un hombre único e irrepetible. Un hombre que cambió la mentalidad de un deporte y, estoy convencido, de que incluso amplió las ambiciones de un pueblo que, hace ya una década, solo se conformaba con ser uno más del montón. Un hombre grande. Un gran hombre, con grandes zapatos. Un hombre sabio.
Luis Aragonés fue un jugador destacado de los años '60 y '70, que desarrolló sus mejores momentos futbolísticos en el Atlético de Madrid y que defendió la camiseta de la selección en once ocasiones. Dejó huella en el Manzanares como jugador, pero sobretodo como entrenador. Cambió las botas por la corbata, para sentarse tres metros fuera del campo, y lo hizo en un sólo día. Se lo pidieron y no supo decir que no. Retirada y debut en 24 horas de diferencia. Ahí nacía su leyenda.
Tres décadas y media en los banquillos dieron para mucho. Nos dejó muchas frases inolvidables, pero hubo dos que me parecieron más geniales que el resto. Más definitorias. "El futbol es ganar, ganar, ganar, y volver a ganar" y "Nos han dado hostias por todos lados, ha llegado el momento", nos ayudan a comprender el sentido del fútbol, el de su pasión por este deporte y el sentido de las dificultades que siempre le motivaron. Es cierto que nunca triunfó en un grande, pero hizo grandes cosas con equipos más pequeños. Y la Selección que él cogió era pequeña y asustadiza. Éramos pequeños pero con más talento que el resto y él nos lo mostró. Él cambió el estilo y la mentalidad. Nos hizo soñar en grande y nos hizo ganar contra los grandes. Y lo hizo con la misma naturalidad con la que siempre entendió este deporte.
Esa misma naturalidad con la cambió siempre de equipo, primero como jugador y luego como entrenador. Cambió de club y a nadie le molestó que se fuera al conocido como "eterno rival". Del Madrid al Atleti, del Barça al Espanyol o del Betis al Sevilla. Era su trabajo y así lo entendía él y lo hacía comprender al resto. Y eso, en los días tan convulsos que vivimos en el fútbol no parece tan normal.
Seguramente el fútbol sea el deporte que se vive con mayor emoción y sentimiento. Es por eso, que pertenecer a un equipo hoy en día supone aceptar los rivales y amigos que históricamente ha tenido el club. Y si a eso le sumamos la falta de preparación y consejo que tienen los futbolistas post-adolescentes, obtenemos una mezcla peligrosa a caballo entre lo racional y la piel. Lo que se piensa se dice y a veces no se piensa con claridad. Se suelen pisar los dedos y se acaban colocando en territorio comanche. Un paso irreversible para ponerse entre el bien y el mal. En el conmigo o el contra mí. Se crea pues, una línea roja que delimita el amor y el odio. Y esa línea es muy golosa, es una tentación que a veces nos tientan a cruzar.
Mercenarios, chaqueteros, sinvergüenzas... Empiezan los descalificativos. Ídolos convertidos en verdugos en cuestión de segundos. Los mismos que se tardan en firmar un nuevo contrato y también los mismos que emplean los aficionados en juzgarles. Juicio y condena, porque ellos nunca lo harían. Nunca se irían. Jamás. Ni mejor sueldo, ni mayor expectativas deportivas. Si tuviesen que elegir, seguramente ellos no gastarían horas y horas para tomar una decisión como el resto de humanos. Como cualquier otro trabajador.
"Depende, todo depende..." como decía la canción. Dependería de nuestros ingresos totales, de nuestros gastos, de nuestros planes futuros, de las condiciones laborales, de las opciones de progreso... de tantas y tantas cosas que no es sencillo asegurar qué haríamos. Y como nosotros, nuestros vecinos, y los vecinos de nuestros vecinos. Porque todos pertenecemos a la misma clase social y tenemos las mismas preocupaciones.
Es cierto que los deportistas son solo jóvenes multimillonarios que no pertenecen a nuestro vecindario, pero no sé si es sano atizarles así. Quizá dependa más del cómo que del qué. Quizá no duela tanto si se explican y si hacemos por entenderles. Quizá debamos empalizar antes de la condena. Quizá, al fin y a cabo, no seamos tan distintos.
Luis Aragonés fue un jugador destacado de los años '60 y '70, que desarrolló sus mejores momentos futbolísticos en el Atlético de Madrid y que defendió la camiseta de la selección en once ocasiones. Dejó huella en el Manzanares como jugador, pero sobretodo como entrenador. Cambió las botas por la corbata, para sentarse tres metros fuera del campo, y lo hizo en un sólo día. Se lo pidieron y no supo decir que no. Retirada y debut en 24 horas de diferencia. Ahí nacía su leyenda.
Tres décadas y media en los banquillos dieron para mucho. Nos dejó muchas frases inolvidables, pero hubo dos que me parecieron más geniales que el resto. Más definitorias. "El futbol es ganar, ganar, ganar, y volver a ganar" y "Nos han dado hostias por todos lados, ha llegado el momento", nos ayudan a comprender el sentido del fútbol, el de su pasión por este deporte y el sentido de las dificultades que siempre le motivaron. Es cierto que nunca triunfó en un grande, pero hizo grandes cosas con equipos más pequeños. Y la Selección que él cogió era pequeña y asustadiza. Éramos pequeños pero con más talento que el resto y él nos lo mostró. Él cambió el estilo y la mentalidad. Nos hizo soñar en grande y nos hizo ganar contra los grandes. Y lo hizo con la misma naturalidad con la que siempre entendió este deporte.
Esa misma naturalidad con la cambió siempre de equipo, primero como jugador y luego como entrenador. Cambió de club y a nadie le molestó que se fuera al conocido como "eterno rival". Del Madrid al Atleti, del Barça al Espanyol o del Betis al Sevilla. Era su trabajo y así lo entendía él y lo hacía comprender al resto. Y eso, en los días tan convulsos que vivimos en el fútbol no parece tan normal.
Seguramente el fútbol sea el deporte que se vive con mayor emoción y sentimiento. Es por eso, que pertenecer a un equipo hoy en día supone aceptar los rivales y amigos que históricamente ha tenido el club. Y si a eso le sumamos la falta de preparación y consejo que tienen los futbolistas post-adolescentes, obtenemos una mezcla peligrosa a caballo entre lo racional y la piel. Lo que se piensa se dice y a veces no se piensa con claridad. Se suelen pisar los dedos y se acaban colocando en territorio comanche. Un paso irreversible para ponerse entre el bien y el mal. En el conmigo o el contra mí. Se crea pues, una línea roja que delimita el amor y el odio. Y esa línea es muy golosa, es una tentación que a veces nos tientan a cruzar.
Mercenarios, chaqueteros, sinvergüenzas... Empiezan los descalificativos. Ídolos convertidos en verdugos en cuestión de segundos. Los mismos que se tardan en firmar un nuevo contrato y también los mismos que emplean los aficionados en juzgarles. Juicio y condena, porque ellos nunca lo harían. Nunca se irían. Jamás. Ni mejor sueldo, ni mayor expectativas deportivas. Si tuviesen que elegir, seguramente ellos no gastarían horas y horas para tomar una decisión como el resto de humanos. Como cualquier otro trabajador.
"Depende, todo depende..." como decía la canción. Dependería de nuestros ingresos totales, de nuestros gastos, de nuestros planes futuros, de las condiciones laborales, de las opciones de progreso... de tantas y tantas cosas que no es sencillo asegurar qué haríamos. Y como nosotros, nuestros vecinos, y los vecinos de nuestros vecinos. Porque todos pertenecemos a la misma clase social y tenemos las mismas preocupaciones.
Es cierto que los deportistas son solo jóvenes multimillonarios que no pertenecen a nuestro vecindario, pero no sé si es sano atizarles así. Quizá dependa más del cómo que del qué. Quizá no duela tanto si se explican y si hacemos por entenderles. Quizá debamos empalizar antes de la condena. Quizá, al fin y a cabo, no seamos tan distintos.
I una vegada mes el tema del qual es tracta es el futbol. Aquest home podria ser una magnific, pero pense que igual com es dona veu i homenatge als futbolistes, hi ha milers de deportistes que no son coneguts ni mai ho seran, cuan realment son millor que cualquier futbolista.
ResponEliminaPero com a l'estat no interesa que no es parle de futbol, no donen pas a deports minoritaris, deports que a cada un dels deportistes per poder representar a la seva seleccio en un campeonat del mon, els pot costar moltisims diners als familiars.... Perfavor, menys futbol i mes apoyar altres desports o grans deportistes no coneguts.
Jo pensé que el deport mundial actualment és el futbol. Més de la meitat de la societat està interseda per aquest deport i és el que més es practica. Però en la meua opinió crec que els futbolistes estan molt valorats, ja que cobren cantitats astronòmiques. Pense que aquestos diners podrien anar destinats a coses que actualment preocupen més, com la mort infantil, obesitat... els diners deurien de anar per a ONUs i associasions per a aquest tipus d'ajudes. Per exemple, hi ha oficis on el jugues la vida com ser torero, i oficis que sobre les teues mans tens una responsabilitat enorme com es el cas dels metges, i aquestos no cobren les cantitats cobrades per els futbolistes, damunt aquestos poden salvar vides.
ResponEliminaEn la meua opinió tindrien que emprar més temps a altres coses més importants, però crec que com en el futbol l'Estat està beneficianse estan dedicant-li el màxim temps possible.
JoanF1rBATB
ResponEliminaPersonalment no soc molt aficionat al futbol, però, eixò no implica que no tinga un equip favorit, i obviament en molesta quan un jugador decideix canviar d'equipo, ja que, està clar que hi ha raons per a que canvie, sino no ho faria, però no es poden comparar als problemes que afonten els ciutadans comuns, ja que al fi i al cap, els futbolistes guanyen una indecent quantitat de diners(diners, que desde el meu punt de vista no deurien cobrar, ja que hi ha profesions molt més important i en les que no es guanya ni una centena part del sou dels futbolistes, com poden ser profesors, metges...) i practicament no els afecta guanyar un poc més o un poc menys, ja que no afectaria al seu nivell de vida.
Mar Martínez Andani 1º Bachillerato A
ResponEliminaNo estoy muy involucrada en el mundo del fútbol la verdad, esta claro que tengo un equipo favorito y si pasa cualquier cosa me puede molestar. Seguro que este hombre era una gran persona pero creo que deberían dar importancia a otros deportes minoritarios pero eso no interesa porque no toda la gente conoce de ellos. y claro todo es política... Al igual que el salario que gana un futbolista, para mi es indecente en cuanto un medico que salva vidas a diario, un profesor que forma a niños/as para su futuro deberían cobrar más ya que estas personas si aportan a la sociedad, en cambio desde mi punto de vista el fútbol solo aporta habladurias.
JOSE G 1º BAT-A
ResponEliminaMi relación con el mundo del fútbol siempre ha sido muy esporádica. Nunca me ha interesado este deporte, y pensé, pienso y pensaré que es un deporte sobrevalorado. Es verdad que es mérito de la atención mundial, pero es incoherente que hayan futbolistas que cobran más, muchísimo más, que gente con profesiones más importantes que esta. No tiene sentido que el sueldo mínimo de un futbolista por temporada (nueve meses) sea de 155.000€, mientras que el de un cirujano, que salva vidas y encima trabaja con más presión y contrarreloj, cobre 56.210€ trabajando todo un año. Realmente a mi me parece vergonzoso.
Miranda Torró 1ºBAT A
ResponEliminaPrimero tengo que aclarar que no estoy muy involucrada en el mundo del fútbol y aclarar también que no desprecio el trabajo que hizo Luis Aragonés ni de cualquier otro jugador.
Pero creo que la sociedad está viviendo a ciegas y no se está dando cuenta hasta que punto puede llegar el fanatismo hacia un equipo. Gritos, insultos, golpes... Es lo que escuchamos repetitivamente en las noticias antes, durante y después de un partido de fútbol.
Estamos creando una sociedad que grita más fuerte por un gol que por una injusticia y esto más tarde pasará factura. Entiendo que haya gente que el fútbol lo viva con emoción y sentimiento, pero no olvidemos que es un simple deporte. Los jugadores del cual cobran aproximadamente 155.000 euros brutos anuales, casi el triple que cualquier médico. En esto no quiero quitarle importancia a los futbolistas, simplemente desmotiva que sean los jugadores de fútbol los que ganan millones y no los médicos que salvan vida. Y como un sabio dijo "Este es el mundo al revés, un mundo donde los pies, valen más que la cabeza"
Pero esto no pasa solamente en el fútbol, también pasa con los cantantes, actores, toreros... Y todo esto pasa porque la gente quiere que pase.
En definitiva, tenemos que empezar a ver lo que realmente nos beneficia y lo que queremos para un futuro.
REME H 1 BAT-A
ResponEliminaEl tema a tratar como siempre es el futbol y yo no se que decir sobre ello , ya no tengo tanta imaginacion para ello . ademas metes muchos temas en el texto y es muy largo y se me hace muy pesado . Pero si quieres que comente algo comentaré que si tienes razon , pero que sepas que al decir tantas cosas me he perdido , y si yo soy asi. Lo siento si te sienta mal pero es mi opinón. Por otro lado esta bien explicado su tema . Gracias y adios.
Iris Canet 1BAT A
ResponEliminaLa primera cosa que tinc que dir esque no soc molt aficionada al fútbol,però el que si que conec es la gran quantitat de diners que cobren.Molta gent diu que els futbolistes cobren molts diners, però la gent que diu això, aficionada al fútbol es la que fa que cobren tants de diners.Si la gent ja no fera cas al futbol,no anant al camp,no comprant una camiseta de cristiano o fins i tot no voreu en la televisio faria que els preus dels jugadors baixaren.Pero hui en dia aixo no es posible,perque estem en una societat que els importa més un futbolista que un metge.
Fins ací, per a la nota de la 2a Avaluació. Gràcies a tots i totes per participar
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